lunes, 29 de agosto de 2016

DESTINADOS A ESTAR JUNTOS

Que bonito es estar presente en la boda de una de tus amigas y verla radiante, con su sonrisa en el rostro y junto al amor de su vida. Si, el amor de su vida como ella me decía...porque su historia de amor es de verdad una historia para ser contada. Recuerdo cuando nos hicimos amigas en el año 2013 (Sin embargo nos conocíamos desde antes) Como todas las amigas nunca falta el día en que conversamos de nuestras relaciones amorosas, pues en alguna ocasión no fue la excepción y claro surgió la pregunta de nuestros noviazgos. Aún recuerdo cuando mi amiga comenzó a contarme, me atrapó su historia y sentí tanta empatía con ella. Después de comentarme, para ese entonces que sí estaba saliendo con alguien, que la pasaba bien con esa persona y lo demás ya lo saben, lo típico de una relación (no entraré en detalles)...pero lo que me dijo después es lo que hizo eco en mi corazón y es que aún recuerdo que hizo una pausa, cambió la expresión de su rostro y me dijo: pero yo amo a otra persona, aún quiero a mi ex. Para entonces creo que mi rostro también cambió y pude sentir lo que ella estaba sintiendo en esos momentos. Que ella me dijera que su rompimiento le había causado mucho dolor y sufrimiento, que había llorado noches enteras por el hombre que rompió su corazón y que aún así ella lo seguía amando, que no había ningún solo instante ni día en que él no le pasara por su pensamiento. Que ambos habían continuado su vida por diferentes caminos, que inclusive él había vuelto a rehacer su vida con otra persona en el extranjero y que ella solo le pedía a Dios por él y por sus sentimientos. El hecho que intentara olvidarlo con nuevas relaciones y no lo consiguiera, le confirmaba cada día que aquel hombre era el amor de su vida y que lo amaba. Después de un tiempo él le pidió perdón, pero eso no cambió su situación, ambos siguieron con su vida, continuaron cada quien por su lado. Pero de una u otra forma siempre estaban en contacto, se extrañaban y de vez en cuando se escribían. Así pasó el transcurrir de los días, meses e inclusive pasaron años y ellos seguían pensándose, tenían muchas telepatías y parecía que sus almas estaban conectadas.
Llegó un momento dentro de la historia, que el amor de su vida le dijo que él estaba sintiendo lo mismo que ella, que no podía olvidarla, que siempre la tenía en su mente y que cada vez crecía la necesidad de verla de nuevo y estar con ella, que aunque él estuviera en otra relación, él siempre pensaba en ella.
Mi amiga había dejado todas las esperanzas en Dios y en su voluntad. Sin embargo un día decidió que no podía esperar más ni aferrarse a un amor que quizá era imposible, tomó la decisión de esforzarse por sacarlo de su mente y corazón e inició una nueva relación, ella inclusive pensó que esta vez si era el indicado y aparentemente era feliz. A los meses de su relación sucedió lo que ella no se imaginaba...después de muchos años de espera, de incertidumbre, de noches y días de extrañarlo e inclusive de tomar la decisión de olvidarlo, ella se reencontraría con su ex amor, con el amor de su vida, él vendría en su búsqueda y con ese encuentro bastaría para reafirmarse el uno al otro que seguían amándose con toda la fuerza de su alma y corazón, que la manera que ambos sentían y estaban conectados era la manera en que se aman las almas gemelas y que ellos estaban convencidos que su destino era estar juntos.
Y así fue, el día 27 de agosto de 2016 estuve presente en la celebración de la  boda religiosa de mi amiga con el amor de su vida,  me llenó de alegría verla tan feliz, después de saber lo que tuvo que pasar y las vueltas que dió la vida para que su amor por fin triunfara.

Creo que cada persona está destinada a otra. Que muchas veces es necesario perderse para encontrarse y que solo así a veces la vida nos enseña lo fuerte que son los lazos que te unen a alguien.
Creo firmemente que el amor verdadero permanece en el tiempo, distancia y circunstancias.
Dios se encarga de unir a las almas que están destinadas y en nosotros está el ver las señales. Seguir a nuestro corazón jamás será un error.

«Un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar tiempo, lugar o circunstancias. El hilo se puede estirar o contraer, pero nunca romper»

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