lunes, 28 de marzo de 2016

NO SON COINCIDENCIAS...

Sabía que tenía que llegar el día en que tenía que escribir y compartir otra de las muchas experiencias que me han sucedido con él, de la increíble conexión que siento con él, incluso desde antes de conocerlo. Y es que cuando las coincidencias son tantas que hay que descartar la casualidad, eso es el destino.
En los últimos cuatro años de mi vida se han dado muchas coincidencias, demasiadas para ser casualidad. Así es como he descubierto que el destino me perseguía.
Para ser sincera no tengo ni idea de como empezar mi relato, pero bueno lo contaré tal y como sucedió ese día.
Me gustaría empezar diciendo que no fué un día cualquiera, para mí es una fecha especial y mágica que guardo con la mayor alegría en mi corazón y mente, pues es la fecha en que él me dijo: Lorena, quieres ser mi novia? 
Pues sucedió una mañana del año pasado, era un día como nuestra fecha la cual recordé desde que me desperté. Ese día nos dirígiamos con mi hermana y mi cuñado en su auto hacía algún lugar, para ser específicos ibamos a la altura del boulevard Arturo Castellanos, yo iba en el asiento de atrás del auto; de repente me entró una nostalgía muy fuerte cuando miré al cielo, pues tengo la costumbre de siempre mirar el cielo y las nubes, en ese momento volví a recordar que ese día era nuestra fecha (Pues nuestra relación había finalizado muchos meses atrás), recuerdo perfectamente que me quedé muy fija mirando al cielo y comencé a elevar una plegaría en donde le pedía a Dios que dónde fuera que él se encontrara en esos momentos que estuviera bien, que le diera salud, que lo cuidara y lo protegiera.
Aquí viene lo increíble, en ese momento dejé de ver al cielo y fijé mi vista al frente antes que mis ojos me hicieran derramar alguna lágrima invadida por el recuerdo. En ese preciso momento ibamos llegando a una intersección y justo el semáforo cambió a rojo y nos tuvimos que detener, de repente, del carril izquierdo que tocaba el turno de avanzar se incorporó con un giro a la derecha un auto Honda Civic color negro, yo muy sorprendida e incrédula pensé: no puede ser su auto, hay muchos como ese...y para asegurarme lo que mis ojos estaban viendo, dirigí mi vista a la placa...y que creen? Si....ahí estaba él... era su auto!!!...su auto cuyos números de la placa al sumarlos dan como resultado el número de nuestra fecha, por ello es que he conservado en mi memoria su placa. En esos momentos una enorme felicidad invadió mi cuerpo, pues para mí fué una real conexión y una respuesta instantánea de parte de Dios diciéndome: Lorena! lo ves? él está con bien y estoy escuchando tu oración. Sonreí y solo dije: gracias Dios.
Se que no es la primera vez que hablo de él y quizá no sea la última, creo que notaron lo mucho que me inspira, y es que quizá no comprendan lo apasionante que me resulta contar mis relatos y lo que me sucede con él, a lo mejor no les pueda explicar con palabras lo que se siente, sólo puedo decir que es algo que vá más allá del plano terrenal, es una increíble sensación de estar conectada a su alma. Son tantas cosas que a veces no encuentro explicación.
La conexión es hermosa y cautivadora. No me queda más que asombrarme y reírme de la felicidad que causan esos momentos que son muchos!...y hasta la fecha siguen pasando.
"Puede pasar el tiempo y haber distancia entre ellos, pero estas dos personas, estas dos almas pareciéran que siguen unidas."

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